Esta colección de broches y collares nos acompañó durante varias temporadas hasta que un día decidimos que ya había bastantes trocitos de madera decorando solapas y cuellos por todo el mundo, y la dimos por terminada.
Durante el tiempo que duró esta colección siempre estabamos en alerta buscando las ramas perfectas, nos pasábamos el día eligiendo… sauce llorón vale, chopo no vale, abedul vale…
Después tocaba cortar, lijar y estampar mis dibujos. Cada pieza era única y original.